Deivis Diaz Online

Atención comercial

A principios del 2001, trabajando para una franquicia de servicios de prendas de vestir, recibí una lección valiosa por parte de un cliente. Me confeso que a pesar de no estar contento con el trabajo realizado en sus prendas; sí estaba sin embargo con el trato recibido por parte de nuestro personal. Parece contradictorio, pero las razones que esgrimía dicho cliente eran válidas. Me explicaba que podía perfectamente dirigirse a la competencia y gastar su dinero allí, pero debido al esmero que presentábamos al recibirlo desde que aparcaba su coche, le ofrecíamos un café y lo más importante esbozado por él: lo escuchábamos. Con nuestra atención, pese a nuestros errores en las entregas, nuestro cliente agradecía nuestro esfuerzo. Con esto no quiero afirmar que la cortesía prevalezca sobre el trabajo, nada más lejos de la realidad. Lo que estimo enfatizar es que pese a los errores cometidos, no perdíamos el norte de realizar un excelente trato y tomar soluciones a favor del cliente. Cuando nos enfrentamos a el acto de la atención al público, en cualquier ámbito; el buen hacer y el correcto manejo de la situación puede, como en nuestro caso descrito con anterioridad, mantener una relación comercial que beneficie a ambas partes.

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